Contratos internacionales: claves para evitar conflictos legales con clientes o proveedores extranjeros
La internacionalización de los negocios ya no es exclusiva de las grandes empresas. Cada vez más pymes, startups y autónomos trabajan con clientes o proveedores en otros países, lo que implica cruzar fronteras… y también marcos jurídicos distintos.
Los contratos internacionales son esenciales para regular esas relaciones comerciales globales. Pero mal redactados —o redactados sin conocimiento— pueden ser una fuente de conflictos legales, costes inesperados o largos litigios en tribunales extranjeros.
En este artículo te explicamos las claves para elaborar contratos internacionales seguros, claros y legalmente eficaces, minimizando riesgos y asegurando que tus acuerdos comerciales funcionen sin sorpresas desagradables.
¿Qué es un contrato internacional?
Un contrato internacional es un acuerdo entre dos o más partes que residen en diferentes países, mediante el cual se regulan derechos y obligaciones en una operación comercial.
Pueden ser contratos de:
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Compra-venta de bienes o servicios.
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Distribución o agencia.
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Franquicias.
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Licencias de uso o propiedad intelectual.
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Joint ventures.
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Colaboraciones tecnológicas o industriales.
La particularidad de estos contratos es que entran en juego diferentes legislaciones nacionales y, por tanto, es imprescindible definir claramente qué ley se aplicará y qué tribunales serán competentes.
Riesgos comunes en los contratos internacionales mal redactados
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Desacuerdos sobre plazos, moneda o condiciones de pago.
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Dificultades para hacer cumplir el contrato en otro país.
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Sanciones por incumplimiento de normativas locales o internacionales.
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Confusión en la traducción o interpretación de las cláusulas.
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Falta de protección sobre propiedad intelectual o confidencialidad.
Claves para evitar conflictos legales en contratos internacionales
1. Define la legislación aplicable y jurisdicción
Uno de los puntos más importantes. Establece con claridad:
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Qué ley regirá el contrato. Por ejemplo, “El presente contrato se regirá por la legislación española.”
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Qué tribunal será competente en caso de disputa. Por ejemplo, “Cualquier controversia será resuelta por los tribunales de Madrid, España.”
Si no se especifica nada, se aplicarán las normas del Reglamento Roma I (en la UE) o tratados internacionales, lo que puede derivar en procedimientos costosos y poco previsibles.
2. Cuidado con el idioma del contrato
Es habitual firmar contratos en inglés como idioma neutral, pero:
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Asegúrate de que ambas partes entienden perfectamente el contenido.
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Considera incluir una cláusula de idioma prevalente (“En caso de discrepancia entre versiones, prevalecerá la versión en español/inglés.”).
3. Regula bien las condiciones de pago
Define claramente:
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Moneda y tipo de cambio (si es necesario).
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Forma de pago (transferencia internacional, carta de crédito, etc.).
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Plazos de pago.
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Penalizaciones por retraso.
Esto evita malentendidos cuando hay diferencias culturales o legales en el concepto de “plazo razonable”.
4. Incluye cláusulas de resolución de conflictos
Además de la jurisdicción, puedes optar por métodos alternativos de resolución de disputas:
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Arbitraje internacional (por ejemplo, a través de la Cámara de Comercio Internacional).
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Mediación antes de recurrir a tribunales.
Estos mecanismos son más rápidos y eficaces en relaciones internacionales que los litigios tradicionales.
5. Protege la propiedad intelectual y la confidencialidad
Si el contrato implica compartir conocimientos, licencias, software, marcas o know-how, incluye cláusulas específicas para:
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Confidencialidad y no divulgación.
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Titularidad de los derechos.
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Restricciones de uso.
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Protección frente a usos no autorizados en terceros países.
También puedes registrar tu marca o patente en la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO) o en la OMPI si trabajas con países extracomunitarios.
6. Ten en cuenta los riesgos fiscales y aduaneros
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¿Quién se hace cargo de los impuestos, aranceles o gastos de envío?
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¿Se aplica el IVA intracomunitario o estás vendiendo a un país tercero?
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¿Qué obligaciones tiene tu empresa frente a Hacienda o aduanas?
Todo esto debe estar previsto en el contrato o regulado por condiciones generales de compraventa internacional (por ejemplo, los Incoterms).
7. Utiliza modelos contractuales adaptados, no genéricos
Evita plantillas copiadas o mal traducidas. Cada contrato internacional debe:
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Adaptarse al tipo de operación.
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Cumplir con la normativa de ambos países.
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Incluir cláusulas personalizadas según los riesgos y objetivos de la empresa.
Un error de redacción en una cláusula clave puede costarte más que toda la operación.
8. Firma digitalmente con validez internacional
Si firmas electrónicamente el contrato, asegúrate de que el sistema empleado cumple con estándares internacionales (por ejemplo, firma electrónica cualificada conforme al Reglamento eIDAS en la UE).
¿Qué debe incluir un contrato internacional bien redactado?
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Identificación completa de las partes (con domicilio legal y fiscal).
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Objeto del contrato y alcance de los servicios o productos.
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Lugar y plazos de entrega (si procede).
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Normativa aplicable e idioma del contrato.
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Garantías y responsabilidad por incumplimiento.
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Confidencialidad y propiedad intelectual.
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Jurisdicción o arbitraje.
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Duración y causas de resolución.
Firmar un contrato internacional sin asesoramiento jurídico adecuado puede dejarte desprotegido ante tribunales extranjeros, obligarte a asumir costes imprevistos, o hacer que pierdas el control de tu contenido, dinero o reputación.
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